martes, 15 de diciembre de 2009







Cuando cae el sol, caen las almas. Bañada por las luces artificiales de un burdel de mala muerte, vaga la historia de todos. No es más que un pequeño escodo de realidad, que nada tiene que ver con los cuentos de hadas y príncipes encantados.
La casa encantada no es mas que el reflejo de una realidad oculta e hipócrita, construida a los pies de un cementerio. Los ataúdes, antes bellos y rellenos, ahora solo contienen los restos de lo que fue la vida, nada. Lo único, lo que nunca desaparecerá, lo que siempre quedará en ese ataúd son, las uñas marcadas en la tapa, marcadas por el alma, en un intento de recuperar lo que nunca se tuvo, de amar a quien se odió, de caminar por donde no tuvimos oportunidad...


lunes, 23 de marzo de 2009

¿Y ahora que?

- Tienes que aprender a confíar en la gente.
- ¿Por qué? No quiero sufrir más.
- Ya, pero sino lo haces no podrás vivir jamás.

La obscenidad del tiempo solo es comparable con la mentira más audaz. Solo hay que dejarle pasar, el hará lo que quiera durante siempre, durante la eternidad. Porque tu estás aquí como su esclavo; el tiempo te envejece, te marchita y juega con tus nervios a su antojo como una pequeña marioneta que pende de unos pequeños y finos hilos que pueden quebrarse en cualquier momento.
El tiempo, ese curioso amigo y enemigo a la vez. Nos creemos capaces de todo, malditos incrédulos los seres humanos. Tan inocentes, estais todos a su merced, a su voluntad, solo sois una mínima representación de una obra de teatro que jamás será representada.

lunes, 16 de marzo de 2009

No te rindas


Cuando las cosas vayan mal como a veces pasa.
Cuando el camino parezca cuesta arriba.
Cuando tus recursos mengüen y tus deudas suban,
Y al querer sonreír, tal vez suspiras.
Cuando tus preocupaciones te tengan agobiado,
Descansa si te urge, pero no te rindas.

La vida es rara con sus vueltas y tumbos
Como todos muchas veces comprobamos.
Y muchos fracasos suelen acontecer
Aún pudiendo vencer de haber perseverado.
Así es que no te rindas aunque el paso sea lento.
El triunfo puede estar a la vuelta de la esquina.

El triunfo es el fracaso visto al revés;
Es el matiz plateado de esa nube incierta
Que no te deja ver su cercanía...
Aún estando bien cerca.
Por eso, decídete a luchar sin duda,
Porque en verdad, cuando todo empeora,
el que es valiente, no se rinde, lucha!

martes, 10 de marzo de 2009

El tiempo todo lo cura

Me muerdo las uñas mientras me fumo un cigarro, en mi mente estás tu y cientos de personas más. Doy una calada al cigarro; todo sigue igual, nada ha cambiado. Lo único que es distinto es mi cigarro, que se va consumiendo. No noto cambios en mi vida de un día para otro, si acaso lo noto cuando releeo mis escritos en hojas de papel rasgadas; escritos como el siguiente me demuestran que todo cambia, que superamos obstáculos sin apenas darnos cuenta, porque como dice el refrán "el tiempo lo cura todo".

Primer llanto:

Ya solo siento el anhelo de no tenerte a mi lado, ya solo siento el vacío de querer gritar y no poder, ya solo siento que esta vida no tiene para mi un sentido, que todo esto no es más que un desatino.

Segundo llanto:

Quiero gritarte al oído pero estás tan lejos que mis palabras apenas se quedan en un susurro mudo. Cómo compaginar cabeza y corazón, como se puede crear la unión en la que poder sobrevivir en esta ocasión que es la vida.



Releer llantos como estos, los cuales escribí hace ya varios meses me muestran que todo se supera. Así que os digo a todos que jamás os cegueis a vosotros mismos, que el tiempo todo lo cura.



viernes, 20 de febrero de 2009

No puedo...

- Hola, ¿Cómo te va?
- Pues verás ahora mismo sin ganas de vivir
- No sé, ¿Qué te ha pasado?
- Por qué no puedo hacer nada con ella...

"No puedo" ¿Cuántas veces habremos dicho eso?

Cuando yo era pequeña me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los adultos. Pregunté entonces a algún profesor, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia:
–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»...
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Esa persona

- Te noto feliz, ¿Qué te ocurre?
- Te acuerdas de la chica de la que te hablé...
- Si, cuéntame, ¿Qué ha ocurrido?
- Hoy he estado hablando con ella, de nada en particular, de nuestras vidas, nuestros gustos...
- Entonces comprendo porque estás tan feliz, y me alegro.

Es increíble como en ocasiones, tener una conversación, compartir unos instantes de nuestras monótonas vidas con alguien, puede hacernos sentir tan dichosos. El mero hecho, de escapar de la cotidianidad con esa persona a la que anhelamos puede hacernos sentir tan felices. Al fin y al cabo, somos felices con las pequeñas cosas... Y sino ¿Quién no se ruboriza cuando suena el teléfono y quien llama es esa persona? ¿A quién no le da un vuelco el corazón cuando se lo cruza por la calle? ¿Quién no sueña despierto en cualquier lugar con el o con ella? Esa es la felicidad. Porque cuando acaba el día y le cuentas a la almohada lo que te ha pasado hoy, no le cuentas que tu jefe se ha vuelto a enfadar contigo, ni que has tenido que esperar una hora al autobús; no. Le cuentas que hoy le has visto o que te ha hablado o que te lo has cruzado por la calle...
Y entonces, te quedas dormido sumergido en esa felicidad, en esa persona.

martes, 3 de febrero de 2009

Como el viento

Ya no hay nada que quepa en mi, pues me quedé vacía el día que decidí tomar aquella dirección. Porque el viento tomó otro camino y yo me fui con el, como siempre, pero esta vez tu no me seguiste. Ahora meceré la arena de las playas, provocaré mareas y tempestades, porque tu no quisiste acompañarme. Destrozaré otras vidas y otros hogares, y cuando solo exista el caos, reinará el silencio. No quieras culparme entonces de las desgracias que causé, pues ya será tarde; porque ya es tarde, porque siempre ha sido tarde.
Solo quiero un camino que seguir pero hasta que lo encuentre, seré como el viento, imparable, inquieta y si es necesario también destructiva. Porque tu no quisiste acompañarme.

Almohada...

Mis días son largos, y a la vez muy cortos. No consigo dar cabida a todos mis pensamientos en las 16 horas que suelo estar despierta; al acabar el día siento que ya es la hora de descansar, pero eso nunca es así. Me acuesto en la cama, hablo contigo y me preguntas "¿Qué tal te ha ido el día"?, la contestación es rutinaria "Bien, ¿Y tu?". Y todo lo sucedido hoy termina, y es entonces cuando realizas un repaso general y te das cuenta que no estás bien, que explotan en ti miles de sentimientos, impresiones, inquietudes... Pero el día ya ha terminado, así que das un beso de buenas noches, te das la vuelta, y compartes con la almohada todo lo que no has podido compartir.



P.D: Dedicado a ti.