lunes, 23 de marzo de 2009

¿Y ahora que?

- Tienes que aprender a confíar en la gente.
- ¿Por qué? No quiero sufrir más.
- Ya, pero sino lo haces no podrás vivir jamás.

La obscenidad del tiempo solo es comparable con la mentira más audaz. Solo hay que dejarle pasar, el hará lo que quiera durante siempre, durante la eternidad. Porque tu estás aquí como su esclavo; el tiempo te envejece, te marchita y juega con tus nervios a su antojo como una pequeña marioneta que pende de unos pequeños y finos hilos que pueden quebrarse en cualquier momento.
El tiempo, ese curioso amigo y enemigo a la vez. Nos creemos capaces de todo, malditos incrédulos los seres humanos. Tan inocentes, estais todos a su merced, a su voluntad, solo sois una mínima representación de una obra de teatro que jamás será representada.

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